Los problemas dermatológicos

2016-06-09
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Los problemas dermatológicos en medicina veterinaria es sin duda la más solicitada por los propietarios al veterinario generalista, y a veces es muy difícil de diagnosticar por parte del veterinario, a eso le sumamos que el tratamiento puede funcionar pero a veces sin una causa clara estos pacientes pueden recaer.

Desde el desarrollo embrionario (el desarrollo del feto), los tejidos que hacen parte del SNC y del Sistema tegumentario comparten orígenes, tanto en sus células madre como en la comunicación cito química y su estrecha relación en la homeostasis del organismo adulto.

No es desconocido para todos que la piel es el reflejo del bienestar y el mantenimiento saludable del cuerpo, y que algunas enfermedades ocurridas en el hígado, tiroides, sistema circulatorio, entre otras, se reflejan directamente en el estado de la piel, así mismo cuando encontramos enfermedades en el SNC o situaciones ambientales que afectan el comportamiento, también se reflejan síntomas dermatológicos.

Rasquiña (prurito), alopecia, seborreas, mal olor, eritemas, son consecuencia, síntomas de problemas secundarios o primarios dermatológicos.

Las condiciones dermatológicas primarias en pacientes psiquiátricos están documentados en humanos, así mismo en animales con Atopia (Animales diagnosticados con dermatitis alérgica), dermatitis inflamatorias crónicas se relacionan con estados de ansiedad y estrés, el prurito comparte vías aferentes y deferentes tanto nerviosas como hormonales con conexiones neurológicas que dan comportamientos relacionados con estados nerviosos de ansiedad.

Estas enfermedades de la piel crónicas predisponen a comportamientos que en el tiempo se desencadenan más fácilmente en medios ambientes con baja estimulación como el estrés, ansiedad, y/o agresividad A si mismo estos comportamientos han sido correlacionados con aumento de prurito y facilitación a empeoramiento en problemas de piel.

Para el Dr Vint Virga Médico veterinario Etólogo y autor del libro “The soul of all living creatures” los problemas dermatológicos con componentes comportamentales pueden clasificarse según su origen:

Desordenes comportamentales primarios.

Así como en humanos se han descrito comportamientos compulsivos obsesivos (Obsessive- Compulsive Disorder OCD) En perros y gatos no se tienen datos estadísticos, pero se sabe que también sufren condiciones similares como las estereotipias, que pueden ser de origen neurológico, o patológicas que generan estados de estrés y de ansiedad, llevando a los animales a comportamientos de auto-injuria, auto-mutilaciones, usando partes de su cuerpo como sus dientes, lengua, uñas, o usando las paredes u objetos como muebles para controlar el prurito.

En caninos la dermatitis acral, el lamido de flancos, de miembros, manos y patas, morderse la cola, o rascarse de manera incontrolable; en felinos el aumento de acicalamiento (dermatitis psicogénica), síndrome de hiperestesia felina, morderse la cola, y rasquiña incontrolable.

Las lesiones pueden ir acompañadas de infecciones bacterianas secundarias, y en la casuística el 50 % de los casos puede comenzar por un problema de estrés que lleve a un problema

dermatológico, datos de Vint Virga el 70 % de dermatitis acral en perros se encontró comportamientos con componentes de miedos, fobias, estrés, ansiedad y agresividad.

Desordenes de comportamiento secundario.

Pueden ser problemas dermatológicos que causan cambios en el comportamiento del animal, tales como el dolor, el prurito, alteraciones en la piel pueden llevar a estresar al animal, pudiendo cambiar hasta los patrones de sueño, animales que permanentemente se están rascando en las noches y no dejan dormir a su propietario, afectando directamente el bienestar del animal.

Desordenes cutáneos sensoriales

Son problemas donde el paciente experimenta sensaciones de picazón, prurito en ausencia de evidencia clínica dermatológica, neurológica o médica. Es diagnosticada en humanos con ansiedad y depresión, se considera como un desorden psiquiátrico. El ejemplo del síndrome de hiperestesia felina, puede ser un caso similar al experimentado en humanos, es un síndrome que incluye aumento actividad motora, elevaciones de la región de la pelvis y cola, acompañada de vocalizaciones, excesivo lamido, morder, masticar, acicalamiento de cola, flancos, zona anal y lumbar, que llevan a alopecias, también puede ir acompañado de espasmos musculares o contracciones nerviosas (especialmente dorsalmente), vocalizaciones, el correr, saltar, posibles alucinaciones, o auto- agresiones. A los gatos afectados es difícil distráelos, y si lo hacen es por cortos periodos de tiempo.

Diagnostico

Para estos pacientes es necesario un examen físico completo con exámenes que descarten afección orgánica, además de un cuidadoso apoyo del dermatólogo y neurólogo, sobretodo en pacientes refractarios. La evaluación de comportamiento por un Etólogo se debe incluir todos los datos sobre la estimulación ambiental, estimulación social, y estado emocional del paciente, y correlacionar la información en un conjunto para poder diagnosticar lo más acertada posible.

Tratamiento desde la Etología.

El manejo del enriquecimiento ambiental es importante para estos pacientes, debemos percibir cuales son los estímulos que pueden causar estrés en el animal y hacer lo posible para cambiarlos, ejemplo en gatos que no tienen la posibilidad de salir de sus casas escondites, y subniveles en alturas pueden ayudar a reducir el estrés, en perros las salidas y el contacto social es muy importante, y para ambas especies el juego fundamental para desarrollar conductas propias de la especie.

Establecer rutinas de comida, salidas, juego ayuda a que el animal controle su ambiente, evitando frustraciones y bajando la ansiedad.

Sesiones de modificación de conducta por parte de un especialista son necesarias dependiendo del caso a tratar, generalmente con técnicas de condicionamientos y desensibilizaciones se ayuda a animales con estímulos estresores que son difícil de remover o evitar, animales con comportamientos estereotipados, compulsivos, etc. A veces es necesario usar psicofármacos o feromonas que son coadyuvantes del tratamiento en general.

Recordar que en estas situaciones el castigo no beneficia en nada al comportamiento y a la relación con su mascota.

Oscar Fabián Guevara Baquero.

MVZ. Master en Etología clínica UAB.

Bibliografía

Virga V (2004). Behavioural dermatology. Veterinary Clinics of North America Small Animal Practice. 33(2): 231 – 251.


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